Monday, April 1, 2024

Querido Diario I

Semana Santa.
El hombre es un animal salvaje que aspira a la divinidad.

La lucha del mundo no es una entre el bien y el mal. No hay hombres buenos y malos, como yo pensaba. Hay hombres que sucumben a su instinto animal, y hombres que logran conectar con el espíritu divino y reprimir sus instintos momentáneamente.

Por una semana salimos a marchar, orar y cantar. Nos acercamos temporalmente a la divinidad, como muchos se acercan yendo a misa cada tanto... pero luego regresa el instinto animal. 

La religión pide y espera mucho de nosotros. La lealtad, la empatía y el sentido de eternidad son rasgos divinos. ¿Qué sabe el ser humano de permanencia? ¿Qué sabe el ser humano de lo sagrado o de un sacramento? Si el ser humano no es más que un animal salvaje.

Al que profesa una fe le queda engañarse a sí mismo y a los demás con que se puede emular un modelo de santidad, pero es cuestión de tiempo para que la animalidad supere la mentira.

Quizás la religión lo sepa y se sepa muro de contención al desenfreno... a la extinción donde el hombre mata el hombre de todas las maneras imaginables, no solo levantando su mano contra su propia especie, sino también acaparando recursos vitales o utilizando al prójimo para su propio beneficio hasta consumirlo.

El papá de mi hijo tiene el nombre de un animal salvaje y el apellido de un insecto. Está actuando como el animal que es, siguiendo su instinto, copulando cuando aún está unido a otro animal en sacramento, utilizando a su sangre para conformar una suerte de clan que alimente su ego y supla sus inseguridades. El abuelo de mi hijo, portador del mismo nombre y apellido, me había dicho "Consígase otro usted también"... Y he ahí que yo he tenido la opción de competir de animal a animal y buscar los placeres de la carne.

Sería lo más sencillo... Los que se acercan a la divinidad experimentan el sacrificio y el sufrimiento. La divinidad no se conoce en la felicidad y la abundancia. Sin embargo, por alguna suerte del destino aún no es así, y agradezco no ser yo. Vendrá el momento de ceder, vendrá el día para portarme como el animal que soy, pero aún es el momento del dolor y en el dolor estoy más cerca de Dios.

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