Friday, April 19, 2024

Querido Diario III

Incompatibilidad.

A propósito de Diego, me preguntó casi empezando: "¿por qué terminaron?". Antes de ese momento yo solía responder, "es muy complicado reducir una unión de diez años a un par de palabras. Fue un cúmulo de cosas que se sumaron y explotaron". Por eso yo misma me asombré cuando le dije "incompatibilidad de caracteres". Rápido, sencillo, maduro, y cierto. 

Recién llegué a este apartamento, "vomité" cinco principios personales que sentía que había violado y que había dejado violar permaneciendo en esa relación:
HONESTIDAD - LEALTAD - VALENTÍA - LUZ - LIBERTAD.
Los tengo en la nevera y me encantaría tenerlos como epitafio.

Fue tan fuerte la experiencia y al mismo tiempo tan reveladora, que yo me podía leer y sabía exactamente lo que NO estaba dispuesta a volver a permitir. Sabía hacia dónde tenía que ir. Sabía que si las cosas no habían funcionado, era porque este hombre no era ni honesto, ni leal, ni valiente, ni luminoso, ni libre - o por lo menos, no estaba dispuesto a tratar de esa manera a los demás. La afinidad que yo creía que tenía con él venía de lo que él me mostraba y decía, pero no con lo que hacía y la persona que realmente era. A veces pienso que eso fue lo que lo atrajo a mí, el que yo fuera y tuviera cosas que él no era ni tenía, y quizás pensaba que mi cercanía lo iba a completar o a enseñar cómo mejorar (Sí, el tipo es tres veces más funcional que yo, pero nunca más íntegro, más consciente, ni más espiritual). Sin embargo, el universo es sabio... y si no eramos nosotros los que apurábamos la decisión, la vida iba a ser la encargada de mostrarnos cuan diferentes éramos el uno del otro y cuan urgente era recorrer caminos separados.

A la incompatibilidad de caracteres le resto la palabra "caracteres" porque también fue una incompatibilidad de afectos: Una persona que amaba y que entregó hasta la cordura, frente a otra que siempre quiso evadir y salir corriendo. Seguir con su vida sin informarme que yo ya no hacía parte de ella. Eso de siempre tener un pie por fuera, de lo que él me acusaba, era la parte de mí que sabía todo lo que estaba entregando y que no estaba siendo ni respetado ni correspondido. "Lo perdí a él, pero me gané a mí", pensé, mientras guardaba la ropa en mi nuevo closet. Recuperé mis principios y mi esencia.