Tuesday, March 13, 2007

Los Ojos Verdes

Leyenda de Don Gustavo Adolfo Bécquer en plastilina

*** Three Libras - A Perfect Circle

Threw you the obvious
And you flew with it on your back
A name in your recollection
Down among a million, say:
Difficult enough to feel a little bit
Disappointed, passed over.
When I've looked right through,
To see you naked and oblivious
and you don't see me

Well I threw you the obvious,
Just to see if there's more behind the
Eyes of a fallen angel,
Eyes of a tragedy.

Here I am expecting just a little bit
Too much from the wounded
But I see,
See through it all,
See through,
And see you.

So I threw you the obvious
Do you see what occurs behind the
Eyes of a fallen angel
Eyes of a tragedy

Well, oh well..

Apparently nothing.
Apparently nothing at all.

You don't
You don't
You don't see me
You don't
You don't
You don't see me
You don't
You don't
You don't see me
You don't
You don't
You don't see me at all

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

+++ Porque Son, Niña, Tus Ojos [A Cindy.]

XII
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del Profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve a través de las perlas.
Y sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro
que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas.
Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
quizás si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.

No comments:

Post a Comment